La historia y el misterio siempre han ido cogidos de la mano. Desde los albores de los tiempos hemos intentado desentrañar todo aquello que se ha quedado en el tintero de lo inacabado por algún motivo, sin tener en todos los casos el mismo éxito. Quizás sea en gran medida provocado por lo mismos que han escrito la historia. Por aquellos que de alguna manera han querido maquillar el resultado de sus acciones, transformando todos aquellos sucesos que podían contradecir sus codiciados derechos y su providencial presencia salvadora. También existen momentos de la historia que por alguna otra razón, como la de no ser políticamente rentable o moralmente aceptable, han quedado relegados a un segundo plano, sufriendo el más profundo de los olvidos, escritos en legajos abandonados al polvo y al destino en cualquier oscuro archivo de biblioteca. En otras ocasiones es precisamente la falta de información la que nos hace dar palos de ciego continuamente, introduciéndonos en laberintos sin salida, llegando a calles cortadas o conduciéndonos hacia cruces de caminos con numerosas salidas, tornándose en misterio el desenlace de la historia que estamos investigando.
Sea como fuere, nuestra historia está llena de misteriosos y apasionantes enigmas, sin los cuales creo que la vida sería mucho más aburrida. En este blog intentaré mostrar algunos de los enigmas de la historia que más me han llamado la atención. Espero que lo disfruten.

lunes, 2 de enero de 2012

Rennes-le Château y el enigma sagrado




Rennes-le-Château es un pequeño pueblo ubicado en la cima de una escarpada montaña a unos 40 Km. de Carcasona en el sur de Francia. El día 1de junio de 1885 el pequeño pueblo, que por aquel entonces contaba con 200 habitantes, recibe un nuevo párroco, Berenger Saunière. Saunière era un sacerdote de gran inteligencia que al salir del seminario tenía todas las perspectivas de alcanzar algo importante dentro de la institución que dirige el Vaticano. Sin embargo, en algún momento dado, se ganó la antipatía de sus superiores y lo destinaron a este remoto pueblo cerca de los Pirineos.


Saunière llegó a la aldea de Rennes-le-Château cuando contaba con 33 años. Lo que pudiera haber sido una condena de reclusión para cualquier clérigo, no tuvo el efecto que la iglesia quería sobre Saunière, ya que tuvo la suerte de nacer y criarse a pocos kilómetros de allí, en el pueblo de Montazels, con lo cual su estancia en aquel lugar debía de parecerse mucho a su hogar, con las ventajas que supone el vivr en un lugar que se conoce a la perfección.

Durante sus primeros seis años de estancia en Rennes la vida de Saunière fue plácida y tranquila. Con un modesto sueldo de cura rural más las pequeñas donaciones dadas por los feligreses el sacerdote iba tirando, sin permitirse ningún lujo. Tenía una empleada como sirvienta y gobernanta llamada Marie Denarnaud, de 18 años, que sería su compañera y confidente durante toda su vida.

Berenger Saunière deseaba desde hacía tiempo restaurar la iglesia de Rennes-le-Château consagrada a la Magdalena en 1059 y se alzaba sobre los cimientos de una estructura visigótica del siglo VI. Por aquel entonces la iglesia se hallaba en un estado bastante ruinoso, dado la falta de fondos existentes. Así que en 1891 Saunière, animado por su amigo el abate Henri Boudet –cura del vecino pueblo de Rennes-les-Brains-, comenzó una pequeña restauración, cogiendo como préstamo una pequeña suma de dinero de los fondos del pueblo. Al levantar la piedra del altar, se dio cuenta que una de las columnas visigóticas que la sustentaban estaba hueca. Dentro de ella “encontró” –entrecomillado porque no se conoce el paradero de lo encontrado, con lo que no se puede demostrar- cuatro pergaminos.


Se dice que dos de los pergaminos eran genealogías, una de 1244 y otra de 1644. Los otros dos eran documentos redactados por un predecesor de Saunière, Antoine Bigou, redactados sobre 1780. Antoine Bigou fue el capellán personal de la familia noble de Blanchefort. Recordemos en este punto que en el siglo XII Bertrand de Blanchefort fue el cuarto gran maestre de los caballeros templarios –a dos kilómetros al este de Rennes-le-Château se encuentran las ruinas del castillo de Blanchefort-.

A partir de este descubrimiento la historia se vuelve totalmente rocambolesca y hasta surrealista para Berenger y Rennes-le-Château. Con estos supuestos pergaminos el cura va a ver al obispo de Carcasona, quien envía al párroco inmediatamente a París, corriendo con todos los gastos. Saunière se presenta a ciertas autoridades eclesiásticas importantes, entrando en contacto durante las tres semanas que pasó allí con un ilustre círculo cultural. Además, pasó algún tiempo en el Louvre. Puede que estas visitas al Louvre tuvieran que ver con tres reproducciones que había encargado antes de llegar a París. Una de ellas, de autor desconocido, era un retrato del papa Clementino V, cuyo pontificado tuvo lugar en las postrimerías del siglo XIII. Otra era una obra de Teniers –no se sabe si de padre o hijo- . Y la última era la obra más famosa de Nicolas Poussin: Les bergers d’Arcadie (“los pastores de la Arcadia”).




Ya de regreso a Rennes, el sacerdote exhumó una losa curiosamente labrada de siglo VII, VIII debajo de cual se dice que podía haber habido una cripta donde encontró esqueletos. En el camposanto estaba el sepulcro de Marie, marquesa de Hautpoul de Blanchefort. Su lápida y losa fueron diseñadas por Antoine Bigou predecesor de Saunière y supuesto redactor de dos de los pergaminos. La inscripción de la lápida tenía tenía varios errores de espaciado y ortografía, con la supuesta intención de crear un anagrama con un mensaje oculto revelado en un pergamino. Saunière arrancó la lápida –sin saber que ya había sido copiada-. Berenger Saunière empezó a recorrer el campo recogiendo rocas sin valor aparente, empezó a corresponderse con gran número de personas por parte de Europa –llegando a gastarse en sellos sumas que ya con su sueldo eran impensables- y comenzó a hacer transacciones con varios bancos.

A partir de 1896 y hasta su muerte comenzó a gastar sin precedentes, calculando sus gastos en varias decenas de millones de libras. Algunos de sus gastos fueron destinados a obras públicas para el pueblo, construyendo una carretera moderna hasta él o instalaciones de agua corriente. Otros gastos, sin embargo, fueron mucho más extravagantes. Construyó una torre, la Tour Magdala, que usaba de biblioteca y una palaciega casa de campo llamada villa Bethania, que Saunière nunca ocupó. En la iglesia fue donde Saunière mostró toda su extravagancia. Para empezar, en el dintel de la entrada hizo grabar una inscripción en latín, TERRIBILIS EST LOCUS ISTE (este lugar es terrible), a poca distancia de la entrada colocó una estatua cuando menos extraña para un lugar sacro, una llamativa representación del demonio Asmodeo,


custodio de secretos, guardián de tesoros ocultos y, según la antigua leyenda judaica, constructor del templo de Salomón. También en las estaciones de la cruz hay fallos e incongruencias deliberadas, quizá intentando darnos a entender algo, sin saber qué.

Mientras tanto los poderes eclesiásticos le empezaron a pedir cuentas a Saunière por sus excesivos gastos, pero este se negó constantemente a dar explicaciones sobre su riqueza. Rehusó aceptar el traslado a otro lugar promulgado por el obispo –un nuevo obispo que había en Carcasona-, llegando éste a acusarle de simonía –vender misas ilícitamente-. Un tribunal local le suspendió de sus funciones, pero Saunière apeló al Vaticano que le ¡exoneró y le reintegró a su puesto!.

El 17 de enero de 1917, Saunière, que contaba con 65 años, sufre una apoplejía súbita. Tampoco su muerte se libra del misterio. Para empezar, un 17 de enero es la misma fecha que tenía la lápida de la marquesa de Hautpoul de Blanchefort que había mandado borrar. También hay que tener en cuenta que 5 días antes, el 12 de enero, su criada Marie Denarnaud, había encargado un ataúd para su amo. Un sacerdote de una parroquia vecina fue a darle la extremaunción a Saunière justo antes del óbito, entrando en la habitación del moribundo y saliendo al cabo de pocos instantes visiblemente turbado, negando a darle el santo sacramento. Berenger Saunière muere el 22 de enero.

Para sorpresa y disgusto de muchos, en la lectura del testamento se descubre que Saunière estaba sin blanca. En algún momento antes de su muerte había traspasado toda su fortuna a la persona que había pasado con él 32 años de su vida y secretos, Marie Denarnaud, aunque puede que hubiera estado a su nombre desde el principio. Sea como fuere Marie siguió viviendo en Villa Bethania hasta que en 1946, después de la segunda guerra mundial, el gobierno francés puso en marcha una moneda nueva para atrapar a los evasores de impuesto, teniendo que justificar la procedencia del dinero al cambiar de la vieja a la nueva moneda. Ante la idea de dar explicaciones, Marie decidió vivir en la pobreza. Fue vista en el jardín de la villa quemando enormes fajos de billetes de francos viejos. Vendió villa Bethania a Noël Corbu, al cual prometió que antes de morir le confiaría un “secreto” que no sólo le haría rico sino también “poderoso”. El 29 de enero de 1953 Marie sufrió, como le había sucedido a su amo, una apoplejía súbita le postró en la cama, sin posibilidad de articular palabra, muriendo días después sin poder revelar nunca el secreto.

Como último dato a mencionar de la historia, llama la atención una de las reproducciones que Berenger Saunière encargó, el cuadro de Poussin, los pastores de la Arcadia.Obra pintada en el siglo XVII donde se ven a tres pastores y una pastora alrededor de una tumba antigua, mirando la inscripción que ella se distingue, aunque ya desgastada: ET IN ARCADIA EGO –y en la Arcadia yo…-. En el cuadro se distingue un fondo montañoso, típico en los cuadros de Poussin. Recordemos que la “Arcadia” en el arte, sobre todo en la época del renacimiento, es el lugar que los artistas utilizan para mostrar el paraíso, o el lugar donde gente y naturaleza conviven sin ninguna corrupción entre ambas. En la década de los 70 se descubre una tumba auténtica que era idéntica a la del cuadro, en forma, dimensiones, ubicación, vegetación que la rodea, incluso el crestón de roca sobre el que apoya el pie uno de los pastores del cuadro. La tumba se encuentra a las afueras de Arques un pueblo que dista diez kilómetros de Rennes-le-Château y cinco del castillo de Blanchefort. No se sabe de la antigüedad de la tumba, pero desde luego todo hace parecer que ya estaba allí cuando Poussin la pintó. Como dato anecdótico decir que el rey Luis XIV hizo lo que pudo por conseguir el original de este cuadro, y cuando lo consiguió, lo tuvo retenido en sus aposentos privados en Versalles.

Y antes de terminar con la información preliminar, dar un dato histórico. La zona donde se encuentra Rennes es llamada el Languedoc. En 1209 un ejército de 30.000 caballeros y soldados partió del norte de Europa hacia este territorio. Es la primera cruzada, la cruzada contra los albigenses (llamada así por la ciudad de Albi). La zona era un cúmulo de dolores de cabeza para el poder de Roma, ya que la filosofía, erudición y cultura desplazaban al catolicismo. Se estudiaba griego, árabe y hebreo, prosperaban escuelas de cábala, tradición esotérica del judaísmo. Y lo que era más grave para el poder de Roma era la tolerancia civilizada y acomodada sobre la religión. Durante la cruzada, el territorio fue devastado y arrasado a su población. Se podría considerar como el gran primer “genocidio” en la historia moderna de Europa.

Ante tal cantidad de datos e información, los investigadores e historiadores han propuesto tantas teorías como nos podamos imaginar. Ya sean más o menos realistas, conspiranoicas -incluso alguna nos puede parecer algo aberrante-, no podemos negar que la historia de este enclave da lugar a todo tipo de conjeturas rocambolescas. El primer y para mi más importante de los enigmas que aquí se proponen es qué es lo que Saunière encontró en la iglesia de La Magdalena para ese cambio tan radical. ¿De dónde o cómo consiguió el dinero? Hay historiadores que tienen la teoría de que el sacerdote cobró por unas misas que jamás llegó a celebrar. Pero lo que no me cuadra es de donde llega a sacar esa cantidad de dinero, por no hablar de los círculos esotéricos y elitistas que empiezan a interactuar con Saunière desde el momento en que visita París. En el libro “Holy blood, Holy grail” se cuenta que cuando muere Berenger Saunière su cuerpo es vestido con una gran toga morada con grandes borlas y sentado en el balcón de la Torre Magdala. La gente del pueblo mira atónita como gente que no había visto en su vida van pasando delante del cura y uno a uno y le van arrancando las borlas. Un ritual bastante extraño.

Otro de los grandes enigmas es la extravagante forma con que el sacerdote decora la iglesia. ¿Es sólo excentricidad o quiere mostrarnos a través de signos algo más? Recordemos que TERRIBILIS EST LOCUS ISTE que aparece en la entrada es un pasaje del génesis, pero luego viene el demonio Asmodeo, una forma deliberadamente hereje de decorar una iglesia, así como las incongruencias en el vía crucis. También tenemos las exhumaciones que hace en el campo santo, desenterrando algunos cuerpos, moviendo tumbas e incluso borrando el texto grabado de una de las lápidas. ¿Qué buscaba? ¿Quería esconder la clave de algún secreto o tesoro? Una de las teorías más extendidas y más estridente es la que habla de la descendencia de Jesús. Sugiere que el mesías tuvo relaciones con María Magdalena, quedando embarazada a raíz de esta relación. Cuando Jesucristo es crucificado, María huye llegando al sur de Francia asentándose en esta zona y marcando desde entonces un linaje sagrado –en un pueblo costero al sur de Francia se venera un día al año la llegada de María Magdalena embarazada a su costa, dando a luz siete meses después a una hija llamada Sarah-.Algunos autores sugieren que el sacerdote encontró en uno de los pergaminos el árbol genealógico de este linaje, pudiendo chantajear a ciertos sectores para no sacar a la luz este secreto que sin duda sería un punto de inflexión fundamental para una de las instituciones más poderosas que existen, el Vaticano. En este árbol genealógico estarían incluidos ciertos linajes como los merovingios o los cátaros –recordemos esa primera y sangrienta cruzada albigense en una zona de Francia que “incomodaba” al cristianismo-. Recordemos que en el pueblo de Rennes-le-Château la iglesia está consagrada a María Magdalena, la torre que construyó Saunière se llama Torre Magdala, y la villa que construyó el clérigo se llama villa Bethania, haciendo alusión al lugar donde vivían, según las santas escrituras, María Magdalena y sus hermanos, Marta y Lázaro. Es evidente la devoción de Saunière por María Magdalena, pero… ¿era sólo devoción?

Por sentido común, esta última teoría del linaje de Jesús carece totalmente de fundamentos fuertes, más aún cuando se descubre que unos de los textos en los que los investigadores se basaban en corroborar esta historia era un libro ubicado en la Biblioteca Nacional de París llamado "documentos secretos", es inventado. En él se mostraba una especie de secta denominada Priorato de Sión, dedicada a preservar el secreto de la descendencia de Cristo, así como los y compuesta de grandes e ilustres personajes. Todo fantasía, salida de la mente y la mano de un francés, Pierre Plantard, hijo de mayordomos, que quiso crear su propio mundo, incluyéndose como un descendiente directo de Jesús.

Aún así, la intriga y misterio que recorre la zona no puede pasar desapercibido. ¿Qué es lo que encontró Saunière para cambiar tanto? ¿Quién estuvo enterrado en la tumba que sale en el cuadro de Poussin? ¿Por qué esa devoción a Magdalena? ¿Tiene relación la orden templaria con todo el secreto? ¿Qué le sucedió al cura que fue a darle la extremaunción a Berenger Saunière y salió huyendo de la habitación? ¿Por qué no quiso Marie Denarnaud declarar el dinero y lo quemó? ¿Qué secreto le quería contar al comprador de villa Bethania para hacerlo “poderoso”? Todas estas cuestiones siguen sin resolverse.

Un enigma maravilloso.

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