La historia y el misterio siempre han ido cogidos de la mano. Desde los albores de los tiempos hemos intentado desentrañar todo aquello que se ha quedado en el tintero de lo inacabado por algún motivo, sin tener en todos los casos el mismo éxito. Quizás sea en gran medida provocado por lo mismos que han escrito la historia. Por aquellos que de alguna manera han querido maquillar el resultado de sus acciones, transformando todos aquellos sucesos que podían contradecir sus codiciados derechos y su providencial presencia salvadora. También existen momentos de la historia que por alguna otra razón, como la de no ser políticamente rentable o moralmente aceptable, han quedado relegados a un segundo plano, sufriendo el más profundo de los olvidos, escritos en legajos abandonados al polvo y al destino en cualquier oscuro archivo de biblioteca. En otras ocasiones es precisamente la falta de información la que nos hace dar palos de ciego continuamente, introduciéndonos en laberintos sin salida, llegando a calles cortadas o conduciéndonos hacia cruces de caminos con numerosas salidas, tornándose en misterio el desenlace de la historia que estamos investigando.
Sea como fuere, nuestra historia está llena de misteriosos y apasionantes enigmas, sin los cuales creo que la vida sería mucho más aburrida. En este blog intentaré mostrar algunos de los enigmas de la historia que más me han llamado la atención. Espero que lo disfruten.

lunes, 28 de julio de 2014

¿Qué ocurrió en el Paso Dyatlov? El enigma en estado puro

 Demasiados cabos sueltos a la hora de elaborar una teoría contundente sobre lo acontecido a 9 excursionistas en plenos Urales hace ya casi 50 años. A día de hoy, nadie a podido establecer con exactitud la causa que hizo que estos 9 excursionistas perdieran la vida de las formas más extrañas y surrealistas.

 Vamos al origen de la historia. A finales de enero de 1959 se organizó una expedición con esquís para hacer una ruta desde Vizhai -el último asentamiento habitado al norte de la provincia de Sverdlovsk Óvlast- hasta el monte Otorten, situado a 10 Km. del punto del incidente. Tenían pensado crestear por los montes Urales unos 100 Km. para volver de nuevo al punto de partida, que era el poblado de Vizhai. Todos los componentes de la expedición, salvo uno, eran jóvenes estudiantes o graduados del Instituto Politécnico de los Urales -actualmente Universidad técnica estatal de los Urales-, situado en Sverdlovsk -actualmente Ekaterimburgo o Yekaterimburgo. Había estudiantes en radio, ingeniería, geotecnia y economía, y sus edades comprendían de los 21 a los 24 años. El líder de la travesía era el estudiante del departamento de radio Igor Dyatlov, de 23 años. Todos ellos, aún siendo tan jóvenes, eran experimentados esquiadores y tenían experiencia en travesía invernal. De hecho, dicha expedición se creó a modo de entrenamiento para una futura expedición ártica, supuestmente más peligrosa. En la época en la que iban a realizar el trazado, la ruta se consideraba como de Categoría III, la más difícil, ya que las últimas nevadas en el lugar la hacían algo más peligrosa de lo normal; siempre teniendo en cuenta la zona y el período del año.
 Junto a todos ellos también iba el experimentado guía de montaña e instructor de ski Alexander Zolotarev, de 37 años.
Puede que dada las circunstancias de la climatología y el período en que se realizó la travesía, suene un poco descabellado el adentrarse en plenos Urales, pero hay que recordar que en aquella época, la competitividad de la antigua Unión Soviética respecto a la potencia americana, hacía exprimir al máximo de sus posibilidades a todos sus deportistas y expedicionarios. Estamos en plena Guerra Fría. 


Fotografías de los 10 componentes del grupo.
Arriba a la izquierda Dyatlov
Como se ve en la foto de la izquierda, el grupo estaba compuesto por 8 hombres y dos mujeres. Todos ellos, menos uno, fueron testigos de algo nadie hasta ahora ha conseguido solucionar. Las incógnitas se multiplican según pasa el tiempo. Y dada la época y el secretismo acérrimo que rodea la URSS por aquel entonces, se me antoja que la respuesta siempre quedará en el aire. Pero vamos a los hechos...



 El 25 de enero de 1959 el grupo llegó en tren a Ivdel. Allí preguntaron por un transporte para desplazar al grupo hasta Vizhai. Un camionero se ofreció a llevarles. El día 27, empezando su marcha, uno de los expedicionarios, Yuri Yudin recayó de una antigua lesión en la espalda, impidéndole seguir con el grupo. En aquel momento nadie podía imaginarse que esa lesión, y la más que segura tristeza por no haber podido realizar la travesía, sería su salvoconducto de una muerte segura. Igor Dyatlov decide continuar, quedando con Yuri que el día 12 de febrero aproximadamente estarían de vuelta.
En la imagen vemos a Dyatlov a la izquierda, Yuri Yudin con gorro a rayas,
despidiéndose de Liudmila Dubinina, en el poblado de Vizhai. Sería
la última vez que vería a sus compañeros...

El día 31 de enero, la expedición, ahora compuesta por 9 personas, llegó a una zona de difícil acceso, preparándose para su escalada. Más adelante, se abastecieron en un bosque de alimentos que usarían para la vuelta. La idea era seguir por el paso de la base de la montaña Kholat Syakhl -que en dialecto Mansi, tribu que habitaba al norte de los Urales, significa "la montaña de los muertos"-. Pero debido a las malas condiciones atmosféricas, la expedición se desvió hacia el oeste, hacia la parte superior de la montaña. Cuando se dieron cuenta que iban por camino equivocado, decidieron acampar esa misma tarde en la ladera de la montaña.

4 miembros del grupo, de izquierda a derecha
Liudmila Dubinina, Rustem Slobodin, Nicolas
Thibeaux-Brignolle y Zinaida Kolmogorova.
Tarde del último campamento.
Como se ve en la imagen de la izquierda, nada podía hacer presagiar el bizarro final que iba a tener esta expedición. El grupo parecía unido, reinaba el compañerismo y la alegría no se les quita en ninguna de las fotografías rescatadas más adelante.

 Llegado el día 12 de febrero, día señalado por Dyatlov para la llegada de la expedición a Vizhai, ante la ausencia de la misma, los familiares y amigos decidieron dar algún día más que otro de tiempo, ya que ese tipo de expediciones podían retrasarse por numerosas causas.
 Pasaron los días sin saber noticia alguna del grupo, así que el día 20 de febrero, tras la presión insistente de los familiares de los expedicionarios, el jefe del Instituto Politécnico envió una expedición de rescate compuesta por estudiantes y profesores voluntarios. Pero ante la complejidad de la operación, enseguida se suman al rescate policía y fuerzas del ejército, además de 2 aviones y 1 helicóptero.



 El 25 de febrero de 1959, uno de los aviones militares descubrió el campamento en la ladera occidental del Kholat Syakhl. El equipo de rastreo se dirigió de inmediato al lugar, comenzando la historia más difícil de entender. Lo primero que se encontraron al llegar al lugar es la tienda de campaña cubierta con nieve -algo normal por el paso de los días- y completamente destrozada. Había sido rasgada con un cuchillo desde dentro, estaba hecha jirones, lo que daba a ebtender una huida despavorida a causa de algo o alguien. Dentro no había nadie, pero quedaban pertenencias, ropas, zapatos, calcetines... Alrededor de la tienda numerosas pisadas de al menos 8 personas, huellas sin zapatos algunas y sin calcetines inclusive...
Tienda del campamento totalmente rasgada
Restos del campamento
    Las huellas seguían unos 500 metros al lado opuesto de la pendiente, desapareciendo a causa de las nevadas recientes. A pocos metros de la desaparición de las huellas, el equipo de rescate halló los restos de una hoguera a la vera de un pino, y al lado de éste, los primeros dos cuerpos sin vida, el de Yuri Krivonischenko y Yuri Doroshenko. Estaban descalzos y solo ataviados con su ropa interior térmica. En el tronco el pino se hallaron restos de sangre y carne, y tras analizar las manos de los dos cuerpos, certificaron que tanto uno como otro intentaron subir rápidamente al árbol, desollándose las manos. Las ramas debieron de ceder, cayendo al suelo. Los cuerpos estaban tapados con ramas, haciendo entender que sus compañeros los habían "enterrado" de esa forma.

Zona donde encontraron los dos
primeros cuerpos. El fuego de la hoguera
quemó las ramas del árbol hasta casi
los 5 metros.

 Además, los cuerpos habían sido "recolocados" de tal forma que se encontraban en la misma posición. A unos 300 metros en dirección a la tienda encontraron el cuerpo del líder de la expedición, Igor Dyatlov. Se encontraba boca arriba, en dirección a la tienda, en una de sus manos portaba una rama, con el otro brazo se protegía la cara o se defendía de algo o alguien.
 Rustem Solovodin es el siguiente cuerpo en ser encontrado, a unos 200 metros de Dyatlov. Éste presenta una fractura de 17 centímetros en la cabeza, aunque según las autopsias posteriores fue el golpe lo que lo mató sino la hipotermia. Se encontraba boca abajo. Y cerca de éste último cuerpo y siguiendo un rastro de sangre se encontraron con el cuerpo de Zinaida Kolmogorova, ya cerca del campamento. Presentaba un color de cuerpo anaranjado y su pelo se había vuelto grisáceo.

Igor Dyatlov




Krivonischenko y Doroshenko



 No fue hasta 3 meses después, época en la que empieza el deshielo en los Urales, cuando fueron encontrados el resto de los cuerpos.
Rustem Solovodin


Fue el cuatro de mayo, cuando fueron encontrados los cuatro cuerpos restantes, bajo 4 metros de nieve en el arroyo de un barranco, en el interior del bosque cercano al campamento. Si los anteriores cuerpos presentaban características extrañas, los encontrados aquí nos dejan realmente perplejos. Todos estos cuerpos encontrados en mayo, presentaban diferentes y graves daños. También, conservaban diferentes vestimentas de otros componentes de la expedición, como si hubieran ido cogiendo ropa de los muertos. 
   La excursionista Liudmila tenía fracturas simétricas en las costillas, con hundimiento de caja torácica a la altura del corazón.  Tenía la cabeza hacia atrás -rotura de cuello-, y lo más extraño de todo es que le faltaba la lengua. En el pie, en vez de una bota llevaba jirones del pantalón de Krivonischenko.  
   El guía Alexander Zolotarev presentaba grandes fracturas a la altura del pecho y le faltaban varios dientes. Presentaba un tono grisáceo en el pelo y síntomas de vejez. Fue encontrado con el sombrero y el abrigo de Dubinina.
  El excursionista Nicolas Thibeaux-Brignolle presentaba daños importantes en el cráneo, prácticamente aplastado. Del cuerpo de Alexander Kolevatov apenas se da constancia de más datos, salvo que estaba allí.

 Las primeras investigaciones sobre la causa de la muerte no pueden ser más confusas. En principio la causa fundamental de todas las muertes fue la hipotermia, aún cuando algunos cuerpos presentaban grandes heridas, ninguna de ellas podía haber sido mortal de necesidad, aunque habrían actuado de acelerantes naturales de la congelación.  Otro de los datos muy extraño es que los cuerpos solo presentaban heridas y fracturas internas, ninguno presentaba fracturas externas; algún investigador lo comparó con el atopello de un coche a gran velocidad. La fuerza para causar esos daños a los excursionistas fue realmente alta.
 También hay que tener en cuenta que varias prendas de ropa que portaban tenían altos índices de radiación, pero, curiosamente, todas estas prendas pertenecían a Liudmila.

En el funeral de los expedicionarios, varios familiares se percataron que la piel de los fallecidos tenía un color marrón muy extraño. También hay que recordar el color grisáceo del pelo de varios componentes. Una de las teorías con la se especuló en un principio fue la del asesinato por parte de los indígenas Mansi por entrar en su territorio. Cosa que inmediatamente se eliminó de las posibles sospechas, ya que la naturaleza de las muertes no apoyan esa teoría, a parte de no encontrar ningún tipo de huella más que la de los montañeros. Por tanto...

¿Cuál es la conclusión de las investigaciones?

 La expedición acampó en la ladera de la montaña, aquella tarde todo era compañerismo y normalidad -las fotografías reveladas a posteriori de los carretes encontrados así lo demuestra-. Cenaron entre las 18 y 19 horas según las autopsias, y la muerte de los 9 se produjo entre las 21.30 23.30 del 1 de febrero, y las 1.30 2.45 del 2 de febrero.
 Algún "evento desconocido" -así fue como las autoridades lo denominaron- hizo asustar de tal manera a los excursionistas que tuvieron que salir de la tienda despavoridos, rasgando la lona, y huyendo a toda prisa, casi con lo primero que encontraron para vestirse, incluso algunos sin una o dos botas -las cremalleras de la tienda se encontraban cerradas y en perfecto funcionamiento-. No había señales de lucha cuerpo a cuerpo en ningún lado. Recordamos en este punto que todo los excursionistas estaban ya experimentados en este tipo de expediciones, lo que hace más raro este desenlace. ¿Qué les hizo huir de esa manera, prefiriendo la gélida noche invernal, casi mortal, a permanecer en la tienda y defenderse? Nunca lo sabremos. Se dividen en tres grupos en la huida, aunque se reúnen a la altura del pino, donde hacen una hoguera. No vuelven a la tienda, no se sabe por qué. Aquí empieza el misterio. Están muertos de frío, así que prefieren encender una hoguera y quizás atraer a lo que les asustó a permanecer a esa temperatura. Doroshenko y Krivonischenko se suben al árbol, quizás huyendo de algo -la teoría más inverosimil-, o quizás para coger ramas para la hoguera o incluso para observar desde ese punto la tienda. De una forma o de otra, se destrozan las manos en el intento, aunque seguramente, y dado el grado de congelación de las mismas, no se dieron ni cuenta. Son los primeros en caer. El resto los dejan en la misma posición y cogen algo de sus ropas. Les ponen ramas encima y se vuelven a separar en dos grupos. Dyatlov, Rustem y Zinaida deciden ir hacia la tienda, el resto se esconde en el bosque. Dyatlov es el primero en caer muerto de hipotermia, aunque la posición de sus brazos hace entender que se defendía de algo. El siguiente en caer es Rustem, aunque con un golpe en la cabeza, murió de hipotermia. La última en caer de ese grupo fue Zinaida.
 El resto de la expedición, quizás presas del pánico y del frío, caen por el barranco del bosque. Aunque no es alto, puede causar las fracturas que presentaban. Lo raro es que no se encuentran heridas externas y la falta de alguna piezas como la lengua o los dientes. Sea de una forma o de otra uno a uno mueren en un intervalo de tiempo muy corto.
Montando el campamento


 Las especulaciones son diversas, como a veces demasiado novelescas. El hecho es que fuera lo que fuese, les hizo huir de la tienda sin ni siquiera un cuchillo, fusil o hacha, cosa que portaban para defensa y supervivencia.
 Ese mismo día explotó un spray paralizante en una fábrica de misiles cerca de la zona lo que podía haber causado el alto índice de radiación de algunos cuerpos y ropas.
 Un médico observó que eran 11 los cadáveres y no 9, pero inmediatamente dos cuerpos fueron retirados del lugar y nunca más se supo de ellos.
 Una de las cosas encontradas en el campamento fue unas gafas de sol del ejército de la Urss, gafas que usaban para identificarse, pero que para la expedición en pleno invierno estaban totalmente fuera del lugar.
 Un grupo de excursionistas que estaban a unos 50 Km. aseguraron ver esa noche y por la zona donde se encontró el campo base, una serie de esferas luminosas de color anaranjado. Dichas esferas se continuaron viendo durante un par de meses más en dicha área, siendo documentadas por numerosos testigos, incluso servicio de meteorología y militares.

 El veredicto final fue que el grupo murió a causa de una "fuerza mayor irresistible". Se eliminó cualquier sospecha de asesinato por parte de los indígenas Mansi y la investigación cesó oficialmente en mayo de 1959 debido a la ausencia de culpabilidad de grupo criminal. El sumario fue clasificado como secreto y  fue desclasificado ya en la década de los 90, aunque solo una parte del mismo.

 El gobierno ruso cerró el paso durante tres años. Eso sumado a la resolución final del archivo, la clasificación del mismo y las numerosas pruebas aportadas, le dieron una fama especial al incidente Dyatlov, que pronto fue llevado a la literatura y al cine. Ovnis, productos tóxicos, armas químicas, ejército, Yeti, avalancha... cualquier teoría imaginable e inimaginable hoy por hoy es defendida por numerosos investigadores que siguen abriendo el caso e intentando dar solución a un enigma sin igual.
última anotación del diario de Dyatlov:
“No podemos dejar que cualquiera en nuestra situación comience el ascenso a las montañas. A cerca de 16:00. Debemos elegir el lugar para la carpa. Hay viento, un poco de nieve. La capa de nieve es de 1,22 metros de espesor. Cansado y agotado, empezamos a preparar la plataforma para la tienda. La leña no es suficiente. No cavaremos un hoyo para el fuego. Demasiado cansado para eso. Cenamos justo dentro de la tienda. Es difícil imaginar un gran consuelo en algún lugar de la cordillera, con un viento penetrante, a cientos de kilómetros de distancia de los asentamientos humanos.”