La historia y el misterio siempre han ido cogidos de la mano. Desde los albores de los tiempos hemos intentado desentrañar todo aquello que se ha quedado en el tintero de lo inacabado por algún motivo, sin tener en todos los casos el mismo éxito. Quizás sea en gran medida provocado por lo mismos que han escrito la historia. Por aquellos que de alguna manera han querido maquillar el resultado de sus acciones, transformando todos aquellos sucesos que podían contradecir sus codiciados derechos y su providencial presencia salvadora. También existen momentos de la historia que por alguna otra razón, como la de no ser políticamente rentable o moralmente aceptable, han quedado relegados a un segundo plano, sufriendo el más profundo de los olvidos, escritos en legajos abandonados al polvo y al destino en cualquier oscuro archivo de biblioteca. En otras ocasiones es precisamente la falta de información la que nos hace dar palos de ciego continuamente, introduciéndonos en laberintos sin salida, llegando a calles cortadas o conduciéndonos hacia cruces de caminos con numerosas salidas, tornándose en misterio el desenlace de la historia que estamos investigando.
Sea como fuere, nuestra historia está llena de misteriosos y apasionantes enigmas, sin los cuales creo que la vida sería mucho más aburrida. En este blog intentaré mostrar algunos de los enigmas de la historia que más me han llamado la atención. Espero que lo disfruten.

martes, 14 de agosto de 2012

La conspiración del atentado de Carrero Blanco

  Miércoles, 19 de diciembre de 1973, dos electricistas -que en realidad son terroristas de E.T.A.- realizan labores a la altura del portal 104 de la calle Claudio Coello, en Madrid. Con la excusa de la necesidad de un vecino escultor que necesita más luz en el sótano del mismo portal, lanzan un cableado por la calle. Jueves, 20 de diciembre de 1973, sobre las ocho de la mañana, los dos terroristas conectan el cable a una batería y aparcan en doble fila un automóvil Austin Morris 1300. El presidente del gobierno, almirante Luis Carrero Blanco se dispone a ir a la misa diaria que asiste en la iglesia San Francisco de Borja, de los Jesuitas, en la calle Serrano. A las 9:00 asiste a la misa. A las 9:25 sale. A las 9:35, el Dodge Dart 3700 matrícula PMM-16416 del presidente gira de la calle Juan Bravo a Claudio Coello. El chófer de Carrero Blanco tiene que reducir la velocidad del vehículo, ya que la calle es estrecha y un coche se encuentra estacionado en doble fila. A las 9:36 horas, uno de los etarras avisa con un AHORA al otro, que controla el dispositivo eléctrico, accionando el mecanismo de la bomba. Durante 2 o 3 segundos un ruido ensordecedor como de un trueno hace retumbar toda la calle y zonas aledañas. El coche del presidente, de 2300 kilos de peso, vuela 20 metros por los aires. El socavón en la calle es inmenso. El coche ha superado la altura de la casa, choca con la cornisa y acaba en la terraza interior del edificio, la Casa Profesa de los Jesuitas. Mueren los tres ocupantes, aunque no en el acto, pero casi al poco tiempo después. A las 9:53, una ambulancia llega a la Clínica Francisco Franco con las tres víctimas, Luis Carrero Blanco, su chófer José Luis Pérez Mojena y su escolta Juan Bueno Fernández. Oficialmente se conoce la muerte del presidente del gobierno.


Hasta aquí la historia del atentado de Carrero Blanco tal y como la conocemos todos. Pero hay más, bastante más en lo que investigar. Vamos a intentar exponer las situaciones previas al día del atentado, porque hay varias cuestiones que pueden dar lugar a imaginar que este atentado se podía haber evitado, pero no se hizo ¿Por qué?. La primera cuestión que hay que tener en cuenta es la visita que en esos días se encontraba en Madrid, nada más y nada menos que Henry Kissinger, secretario de estado norteamericano y        jefe de operaciones de la C.I.A. Recordemos que la Embajada de Estados Unidos se encuentra a pocos metros de donde sucedió el atentado, lo que hace sospechar que los servicios secretos norteamericanos no supieran nada al respecto. Esa misma noche durmió en la Embajada. El día 19, el mismo Kissinger tuvo una reunión con Carrero Blanco, junto con otros representantes estadounidenses, entre ellos el jefe de las operaciones clandestinas de la C.I.A. William Nelson.


   En esos días, en el Hotel Mindanao, hay una reunión entre miembros del comando terrorista y un confidente descrito como un hombre elegante, alto y con una gabardina blanca, con vínculos en el mundo de la televisión y el espectáculo, y que porta una cartera de piel. En esa cartera lleva un sobre blanco con información sobre los movimientos de Carrero Blanco, información sobre el recorrido del coche, que no lleva casi escolta ni el coche blindado... en definitiva,  todo lo necesario para realizar la operación.

 Por otro lado, habría que desengranar cómo se realizó la operación. En el edificio donde los etarras estuvieron viviendo un tiempo, en la calle Mirlo, los denominaban los de la E.T.A., porque, aún cuando sus carnets registraban su procedencia de Palencia y de Burgos, no podían quitar el acento. Para realizar la operación, tuvieron que excavar en los bajos del edificio 104 de la calle Claudio Coello, un agujero de 50x60 cm., algo sumamente claustrofóbico. Además, a causa de las emanaciones recibidas durante el proceso, la piel se les volvió gris-verdosa, haciendo que su presencia en bares y restaurantes de la zona fuera poco discreta a causa de su color y su hedor.
 También llama la atención que absolutamente nadie se diera cuenta que allí estaba pasando algo extraño, cuando los trabajos de trepanación del túnel se realizaban durante todo el día, casi a ras del suelo, en una calle bien confluida, y además, sin licencia de obra. Su tapadera fue la de un escultor que trabajaba en ese bajo. Pero ¿los ruidos de la calle? Un dato muy importante a tener en cuenta es el explosivo utilizado por los terroristas. En aquella época, la E.T.A. era "precaria" en utilización de bombas y explosivos. No tenían ni infraestructura ni artificieros para ese tipo de operaciones. El explosivo utilizado para el atentado fue el C-4, material desconocido en esa época en España, usado en el ámbito militar por los Estados Unidos (como en la guerra del Vietnam). Su falta de experiencia lo demuestra el Austin Morris estacionado en doble fila, usado para dos cosas. Primero para que el coche del presidente tuviera que reducir la velocidad y pasar justo por encima de la bomba, y la otra era reforzar el efecto explosivo ya que lo cargaron con 25 kilos de explosivo que nunca detonó, afortunadamente.

 Hay un detalle curioso la noche antes del atentado que comenta la viuda del presidente, Carmen Pichot, ya fallecida. Según ella, esa noche, el almirante recibió una llamada, no se sabe bien si de los servicios secretos o del ministerio del interior, comentando que el comando terrorista estaba controlado. Carrero se lo comentó a su mujer para tranquilizarla. En esos días, el presidente estaba amenazado con un posible atentado y le habían avisado ya los servicios secretos. Pero en ningún momento cambió de ruta, ni puso coche blindado, ni siquiera aumentó su escolta. Pero, ¿Quién fue realmente el que llamó al presidente? ¿Era cierto que  se les escapó de las manos o lo tenían controlado de verdad para que el atentado tuviera lugar?

 Existe un informe de Estados Unidos, el cable 700 de 1971, desclasificado en 2008, que aconseja la desaparición del gobierno español de Carrero Blanco por Díez-Alegría o Castañón. Aquí tenemos que echar la vista atrás nuevamente. La reunión que mantuvieron diferentes representantes de EE.UU. con el presidente del gobierno el 19 de diciembre de 1973, fue en realidad un tanteo que los norteamericanos estaban realizando a lo que ellos llamaban por aquel entonces los países blandos de Europa: Portugal, Grecia y España. Lo que tenían planeado es que tras la muerte de Franco, hubiera una transición con el Rey y una democracia. A lo que Luis Carrero Blanco se negó con rotundidad, ya que lo que él quería era una continuidad del régimen llevado hasta esa fecha por Francisco Franco. Había puesto en marcha el archivo JANO, que era una forma de control de miles y miles de españoles con fichas públicas y privadas, para escoger a las personas más convenientes a la hora de hacer nombramientos. En definitiva, no quería una transición, un gran obstáculo para los intereses de varios países e incluso de mucha gente en el gobierno español. Curiosamente el servicio secreto estaba dirigido desde el Ministerio de Gobernación -lo que sería ahora el Ministerio de Interior-, cuyo ministro era Arias Navarro, a la postre presidente del gobierno, tras el fallecimiento de Carrero Blanco.


En esa misma reunión, asimismo, los norteamericanos también querían que España firmara el tratado de no utilización de armas atómicas, cosa a la que también opuso resistencia el almirante, que ya había empezado a experimentar en la Ciudad Universitaria -Madrid- con el reactor experimental Coral 1, para poner en marcha el programa nuclear en España.

 Han pasado 39 años del atentado y las incógnitas siguen allí. Más de un periodista de investigación ha intentado indagar, pero tanto desde el entorno de la policía como desde el entrono de E.T.A. han declinado opinar y han remarcado que eso es mejor no tocarlo y dejarlo tal y como está. Por otro lado los documentos respecto al atentado siguen si desclasificarse. El coche del atentado estuvo expuesto en el Museo del Ejército, hasta que éste mudó de lugar. Desde entonces se encuentra en los sótanos del Museo, sin que se pueda ver, fotografiar o grabar. Cosas de los militares.... ¿O algo más?





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